Tesoros de Sal

Saelices de la Sal, un pueblo con un apellido que evoca su riqueza más preciada: la sal. En este encantador rincón de Guadalajara se encuentran las Salinas de San Juan, un tesoro blanco declarado Bien de Interés Cultural en 2007. Desde entonces tanto el Ayuntamiento de Saelices de la Sal como la Fundación Naturaleza y Desarrollo han trabajado para que estas salinas recuperaran el esplendor de antaño, encontrándose en un excelente estado de restauración.

Historia

Los pozos de las salinas se deben conocer desde la antigüedad, aunque no exista constancia escrita. Pero es cierto que en la provincia de Guadalajara contamos con bastantes puntos en los que aflora agua salobre. En concreto nuestra zona ha sido ocupado por nuestros antepasados desde hace, al menos, 30.000 años (Cueva de los Casares, Riba de Saelices). Y es que este preciado mineral, la sal, es esencial para la vida, no solo de los seres humanos, sino de todos los animales.

También sabemos de castros celtíberos en lugares cercanos, asentamientos romanos y árabes… Pero la primera referencia escrita data de 1203 donde aparecen nombradas como parte del Partido de Atienza (a 75 km de Saelices de la Sal).

Usos de la sal

Como decíamos, este mineral es fundamental para la vida, ya que ayuda a nuestras células a mantenerse hidratadas y a funcionar correctamente, como si fuera una llave que abre la puerta para que el agua entre en ellas. Quizás por esto los animales gustan de lamer ciertas piedras ricas en sales de manera instintiva. Puede que nuestros antepasados también lo hicieran. Por eso se utiliza en cocina, para potenciar el sabor de otros alimentos. Nuestras papilas gustativas están diseñadas para captar este sabor y nos proporciona cierto «placer» al sentido del gusto.

Pero más allá de ser un mineral vital, la sal ha desempeñado un papel crucial en todas las culturas de la tierra y ha sido objeto de la creación de rutas trashumantes desde el neolítico. Otros usos importantes en el pasado fueron la conservación de alimentos mediante la salazón, la forja del hierro o la fijación de tintes en tejidos. En la antigüedad, la sal era tan valiosa que incluso se utilizaba como moneda de cambio y se consideraba un símbolo de riqueza y poder.

Hoy en día, las Salinas de San Juan han sido cuidadosamente restauradas y se explotan cada verano para obtener la joya de la corona: la flor de sal. Este delicado producto es ideal para realzar el sabor de carnes, pescados y hasta de un sencillo tomate de huerta con un toque de aceite de oliva virgen extra.

Te invitamos a sumergirte en la fascinante historia de las Salinas de San Juan y a descubrir los Tesoros de Sal que esconde Saelices de la Sal. Consulta nuestras fechas y horarios para vivir una experiencia única que te transportará a través de los siglos, mientras disfrutas de la belleza de este paisaje singular y de la riqueza gastronómica que la sal ha brindado a la humanidad desde tiempos inmemoriales.